Tal vez esta sea la estación más elegante del mundo o por lo menos la que más «jet set» reúne en sus mejores días. Quien soporte los precios de todos los servicios que aquí se ofrecen tiene un destino asegurado casi de por vida. Es un lugar exclusivo y de excelente calidad, cosmopolita, glamouroso, impecable, para dejarse ver. Un clásico dentro de los amantes del esquí, que no deja de modernizarse y de ocupar el primer puesto en todo.
St. Moritz es un sitio legendario para los aficionados a la nieve. Nació hace poco más de un siglo en medio de los bellísimos Cuatro Valles suizos y desde aquellos tiempos se ha ido consolidando como un excepcional centro deportivo y vacacional y una de las mejores estaciones de esquí de Europa en cuanto a sus equipamientos. La estación presume además de un clima seco y excepcional con cielos despejados 322 días al año, algo insólito en Suiza.
Aquí se han albergado los únicos Juegos Olímpicos que se han celebrado en Suiza, en 1928 y en 1948. Además en el 2003 St. Moritz será anfitriona de la Copa del Mundo de Esquí Alpino.
En esta prestigiosa estación invernal la actividad no se reduce a las pistas de esquí, por el contrario, la oferta para el tiempo libre y los no esquiadores es amplia y no se detiene. A la disposición del visitante hay discotecas, cines, tiendas, piscinas climatizadas, aguas termales, pistas de tenis, y todo tipo de deportes para ver y participar, como las carreras de caballos y perros, bosledding, golf, polo y cricket sobre hielo y la última sensación, el Cresta Run, que consiste en lanzarse por un tobogán, el Skeleton, tumbado boca abajo y con la cabeza hacia adelante. Se puede alcanzar una velocidad de 85 metros por minuto y no está recomendado para mujeres por los daños que puede ocasionar en el pecho.
En invierno, St. Mortiz atrae a numerosas personas por los eventos que se realizan en sus instalaciones. La Copa del Mundo de carreras en snowboard, el Festival del Gourmet, subastas de joyas y el Maratón de Esquí de Engadina son algunos de los hasta 150 que se puede celebrar aquí.
La estación parece haber sido diseñada para esquiadores con experiencia. Las pistas son anchas, de nieve perfecta, y con dificultades diferentes. Sin embargo más del 80% de éstas son para esquiadores avanzados, sobre todo las hay rojas.
Una de las más atractiva es Hahnnensee, con cinco kilómetros de longitud y 1.500 metros de desnivel. Quienes buscan emociones fuertes no pueden soportar la tentación de lanzarse por Corvatsch, o por salirse de pista y disfrutar de descensos por nieve virgen entre glaciares y bosques.
Pero además de las pistas, el polo alpino y el «cresta run», St. Moritz ofrece un paisaje salido del mejor puzzle. Los Alpes imponentes, los densos bosques de pinos nevados, lagos transparentes, glaciares y senderos panorámicos que invitan a pasear.
A pesar de que St. Moritz no encanta por su arquitectura, el pueblo es animado y merece la pena darse una vuelta. Está dividido en dos zonas, Dorf y Bad. La primera está repleta de tiendas de lujo y hoteles caros en los que no faltan famosos pertenecientes a la nobleza europea. En Bad todo parece más modesto, aunque no sea por eso menos glamourosa.
Pistas: 0 36 8 11
Coordenadas: 46.497913, 9.839436
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